Oscuras y pegadas prendas ciñen su cuerpo, de tal manera que nadie es accesible a hacerla sentir como mujer y sí como Diosa.
Sin perder el sentido de lo que fue, labra su destino en el bosque donde habitan individuos ciegos que no perciben más que lo material y no la verdadera esencia, una mujer, que no exige que la miren ¡Pero el poder de su palabra te acerca a su mirada con tanta majestuosidad que es imposible no postrar ante ella esa admiración, que hace crecer la pasión y hacer entrega del mayor de los tributos! Tú «yo».
Diosa, está llena de orgullo al sentir, como un día más, ha cumplido los deseos de ser correspondida por sus fieles esclavos.
El sol entra en transición lunar y ella se desprende de la armadura que protege su alma; y como una mujer mortal vive, llora y sueña con su propio Dios hasta que la luz del amanecer acaricia su mejilla, dándole la bienvenida a un nuevo día que se encenderá tras la máscara.
Por Ama Monika
Dedicada toda la vida ha entender.
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